El arte adolescente desembarcó en el subsuelo de la plaza Independencia. Este jueves, el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (MMAMM) fue escenario de la primera edición de Subterráneo. Festival de adolescencias, una propuesta inédita que reunió a casi medio centenar de proyectos artísticos surgidos de una convocatoria abierta a jóvenes de la ciudad.
Durante tres horas, las salas del museo se llenaron de imágenes, sonidos, lecturas y performances en un ambiente ideado como punto de encuentro, participación y comunidad. Hasta aquí, nada novedoso para la agenda habitual del MMAMM, lo inédito fue que sus protagonistas eran artistas Sub 18.
Hubo exposiciones de artes visuales y audiovisuales, presentaciones musicales en vivo, recitales de poesía, un mesón de fanzines, un espacio de trueque de obras, radio en vivo y conversatorios con los propios adolescentes como protagonistas.
Preparan la segunda edición del festival de adolescencias
Desde la Ciudad de Mendoza se destacó la repercusión de esta primera experiencia. Adelantaron que se superaron expectativas por la calidad de propuestas, la respuesta del público y el respeto con el que los chicos se apropiaron del espacio.
Uno de los aspectos más significativos fue el acompañamiento de las familias. Se valoró la presencia de padres, madres, hermanos y abuelos alentando a los jóvenes. Muchos de ellos dijeron que sentirse legitimados en un museo es un respaldo enorme para seguir adelante con sus proyectos artísticos.
La iniciativa, impulsada desde el área de Educación del museo y la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, apunta a consolidar al MMAMM como un espacio de pertenencia para las nuevas generaciones.
Una oportunidad para el arte adolescente
Este festival es parte del camino que está haciendo la Ciudad para abrir los museos a la comunidad, romper con la idea de cápsulas intelectuales y convertirlos en lugares vivos donde los ciudadanos se sientan parte.
La experiencia dejó, además, un valioso intercambio entre jóvenes y artistas de mayor trayectoria, quienes celebraron la aparición de “nuevos gestores culturales en potencia”.
El festival se convirtió así en mucho más que una muestra: fue un espacio de legitimación, encuentro y creación compartida.
