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Maulen, un pedacito del norte argentino en Mendoza

Este emprendimiento, que nos hace viajar con nuestros sentidos desde que entramos, se encuentra ubicado en la sexta sección de la Ciudad.

En ocasiones la vida nos da un giro de 180 grados, así sin planificarlo ni pensarlo, solo sucede. Es inexplicable y solo se siente como nos dice Marina Fortuna: “es una conexión la que siento con los pueblos nativos que no tiene palabras, por más que las busque no es mental, se siente”.

Marina estudió el profesorado de inglés en Tandil y luego de 6 años desembarcó en Mendoza en donde comenzó a dar clases, formó su familia y abrió su propio instituto de inglés el Mendoza British School. “Fue un instituto que fue creciendo poco a poco hasta ser muy reconocido en Mendoza, yo le dedique mi vida y toda mi energía”, afirma sonriendo.

Luego de varios años viajando al norte Argentino, tomar contacto con las comunidades, con su cultura y quehaceres, y luego de 30 años de tener su instituto Marina decide cerrarlo: “fue una decisión fuerte, fue algo que surgió dentro mío, no fue algo exterior, por eso fue un duelo muy grande el que hice, pero tenía la certeza que era lo que tenía que hacer”, expresa. Continuó algunos años dando clases particulares hasta que también cumplió su ciclo.

Desde diciembre de 2020 Marina es “puente”, como ella se define, entre los pueblos originarios y Mendoza, creó Maulen, un espacio que desde que ingresás respirás Pachamama, creación, amor. Como lo define ella: “con Maulen pretendo ser el eslabón entre la sabiduría de los pueblos que habitan nuestro territorio desde siempre y nosotros. ¿Cómo? Visibilizando sus artesanías, rescatando lo autóctono, siendo el vínculo para su comercialización. Para mí, el norte es inspiración, creación, alegría, nostalgia, silencio, música, colores, muchos colores. Las artesanías del norte tienen la característica de conectarnos directamente con el lugar, con sus creadores y sus saberes ancestrales, con la cultura. Los elementos utilizados como lana de llama, de oveja, madera, cerámica, alpaca, hoja de palma le dan un sello y valor especial a cada producto realizado por nuestros artesanos”.

Marina nos relata que siente una conexión muy grande con el norte, con la tierra y con su gente: “me gusta ir al norte de Jujuy, de hecho Tilcara es mi lugar en el mundo, en enero fui a tomar clases de telar con un nativo, quería vivir esa experiencia. Estuve con la urdiembre del telar, cargar los hilos me llevó 8 horas, para después empezar a tejer en el telar. Realmente me siento muy conectada con eso”.

Pero no solamente su espacio está creciendo cada vez más sino que el proyecto de Marina va por más, desde hace un tiempo es miembro de la Fundación Pueblos Nativos, la cual tiene su sede en Villa María, Córdoba, la cual llevan adelante un matrimonio que vivió en San Antonio de los Cobres, en Salta, con la comunidad wichi. “Ellos trabajan brindando herramientas al pueblo para propiciar la dignidad humana y la sustentabilidad”, describe. El objetivo de esta emprendedora es abrir una sede de la Fundación Pueblos Nativos acá en Mendoza, es por eso que está contactando con diferentes comunidades aquí en tierra mendocina.

Esto recién comienza y Marina tiene un objetivo claro hacia donde ir, su motor fue sentir que “nunca es tarde para seguir los impulsos, los dictámenes del corazón. Solamente es el miedo al cambio lo que te puede llegar a impedir realizarlo. Sin miedo uno puede lograr lo que sea”, cierra emocionada.

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